martes, 25 de octubre de 2011

Fábula de las dos Españas




El otro día, Ballesteros, central de la cosecha del 75 que debutó en Primera División en 1996, saltó a las portadas de nivel nacional tras ganarle un sprint aparentemente intrascendente a Cristiano Ronaldo.
No es para menos, con 10 años y (según los datos de los clubes, siempre discutibles) 15 kilos de desventaja, Ballesteros no solo escenificó en una sola acción el triunfo del modesto Levante sobre el todopoderoso Madrid, sino también la de un arquetipo físico ya en desuso: el del bruto portero de discoteca disputando la supremacía al metrosexual hormonado de gimnasio. La afición del Levante así supo entenderlo y jaleó esta acción casi tanto como el gol que les ponía en ventaja o el pitido del árbitro que confirmaba la victoria.  Ballesteros, en cambio, pese a salir casi manteado del estadio, le ha restado importancia en cada entrevista concedida después: “De 10 carreras, Cristiano me gana nueve; pero en el fútbol, a veces, hay que saber cómo asentar los tacos y medir las pisadas… este es mi campo y yo me lo conozco, creo que ahí puede estar la explicación”.
Realmente, esa es solo parte de la explicación.

Ballesteros simboliza lo que Luis Aragonés siempre ha denominado “ese otro fútbol” o “saber competir”, una práctica que desde que (paradojas de la vida) Luis Aragonés implantara el maravilloso sistema de juego en la Selección Española y Guardiola alcanzara la perfección con el Barça de los “locos bajitos”, es despreciado como un simple eufemismo de lo que Ballesteros parecía soltar entre líneas: “saber asentar los tacos” y cómo (bastante pero sin pasarse), cuándo (cuando el árbitro no mira) y a quién “pisar” (los que juegan mejor que tú). Digamos que el público comienza a identificar “ese otro fútbol” con la escuela de Bilardo, Caparrós, Panadero Díaz y Mourinho, oponiéndola a la de Menotti, Cruyff, Valerón y Valdano. Pero no es eso.

Ballesteros, por ejemplo, ejemplifica a la perfección la superación de las propias limitaciones, pero también la superación de los prejuicios ajenos: cuando en cada entrevista se ha esforzado por quitar hierro a la anécdota de la carrera con Cristiano, ha puntualizado: “De mí pueden decir que soy feo, pero no que soy lento”. Y, efectivamente, Ballesteros, pese a esa pinta de ex-guardaespaldas jubilado con kilos de más, nunca ha sido una víctima propicia para los delanteros más rápidos o habilidosos. Tampoco, pese a su aspecto de matón a sueldo, ha destacado por ser un jugador duro. De hecho, esta temporada promedia una falta por partido, números increíbles para un defensa central y más para un equipo como el Levante, a priori, obligado a defenderse en su campo con uñas, tacos y dientes.

Pero, de nuevo, las cosas a veces no son así, y el público debe ampliar su visión sesgada. El “otro fútbol” es necesario para que funcione el primero. Y sin Busquets, Mascherano o Alves, el equipo de estilistas de Guardiola no sería el mismo… Como Cruyff necesitaba a Bakero y como Mourinho necesita tanto a Pepe como a Ozil. O el mal cine necesita juntos a Terence Hill y Bud Spencer. Lo que nos conduce de nuevo a nuestro Ballesteros:
Ballesteros para muchos es la bestia parda que solo sobrevive en campos de aficionados, dedicado más a atemorizar mediante codazos y amenazas a delanteros que de otra forma le serían inalcanzables. La pervivencia de ese modelo en el fútbol moderno a muchos escandaliza. Para otros, que se fijan en los partidos de verdad y no solo en lo que ellos desean ver, puede ser ese noble brutote que cualquier querría tener al lado: el Golliat del Capitán Trueno, el Sloth de los Goonies: ese portento físico que está dispuesto a dejarse matar si es por el bien común.


En realidad, el Levante está dirigido por un entrenador que ha debutado a los 47 años en Primera División después de grandes temporadas en los modestos Cartagena y Salamanca. Dicen los expertos que su equipo, fuera de los tópicos, defiende con inusitado orden, saca el balón jugado, tiene un sentido táctico irreprochable y, aunque sea algo que todo el mundo sabe que va a ser transitorio, a día de hoy, 25 de Octubre de 2011, es justo líder de la Primera División Española. Lo curioso es que el año pasado el mérito se le abogaba a Luis García quien, aupado por ese reconocimiento, se encuentra en este momento penando en un Getafe con una plantilla muy superior a los resultados.
Y es que quizás la pieza clave de esta ecuación es Sergio Martínez Ballesteros, quien defiende con orden, capitanea con orgullo y saca el balón jugado desde atrás de un equipo que reconoce en su líder al que ha sido tantos años un soldado raso con injusta fama de torpe, lento y pendenciero y que demuestra que en esta vida a veces las cosas no son como parecen y “este fútbol” y “el otro fútbol” están más cerca de lo que parecen. Posiblemente tanto como, en el fondo,  el bruto portero de discoteca y el metrosexual hormonado de gimnasio. Y siempre será mejor que salden su rivalidad en una carrera que en una pelea a callejón abierto.



2 comentarios:

  1. El "otro fútbol", ese estilo inconfundible que destilan algunos viejos rockeros de la old school, lo que es Ballesteros, corre riesgo de extinguirse en el fútbol moderno, y es una verdadera lástima.
    Los que dicen que estos jugadores son sucios, deberían entender la diferencia entre sucio y contundente, el mérito que tiene ser jugadores maléficos sólo en su acepción de manejo de la brujería, el libro de los trucos del fútbol, de las artimañas, del otro fútbol.
    Y es que, por ejemplo, entre ser un vulgar Javi Navarro y un titánico Pablo Alfaro, por citar un caso reciente y recordado, hay un mundo.

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  2. Yo sé que tú, como buen amante del fútbol, del de verdad, cuando hablas de fútbol incluyes todo y, por tanto, siempre has admirado la elegancia a la hora de pegar codazos de Redondo, el impresionante despliegue de Gatusso y, sobre todo, esa inteligencia a la que te refieres en tipos como Albelda pero, también, por ejemplo Guardiola.
    Hay que proteger a los jugadores de las entradas violentas SIEMPRE, pero si eliminamos este tipo de futbolistas sí que iremos hacia "otro" fútbol... Uno posiblemente más aburrido al que estamos acostumbrados...

    En cualquier caso, otra semana más, el Ballesteros´ Team sigue líder. Le queda poco, pero que le quiten lo bailao...

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